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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



domingo, 28 de abril de 2013

Tanto se preguntaron, que ahora parece todo dado la vuelta


. El siente que es en su contra, pero ahora sabe que tiene unas palabras para luchar. Incluso ellas son pocas, incluso ellas, a veces, no saben qué decir. Y llora, si, aquí también lo dice. Todo se lo recuerda. Pues se va a armar. Porque me dijo la biodramina que llevé a Fátima y en el bus no tenía ninguna. Sólo una que me dieron. Olvídalo, mañana, sin nadie, qué bien. Tú siempre despistando, ¿no?. O qué buscas en la mesilla, o en el cajón, siempre igual. Bueno, no, ¿y qué?. Lo de Santiago es por lo que supone todo un día fuera. Ahora, por la noche, no le encuentro mayor ánimo. Si le dije a mi madre lo del reloj, es para que no tenga que despertarse tan pronto, o hacerlo de noche, pero siento que está muy lejos de entenderlo así. Bueno, allá ella. Me voy a enfadar también con Isabel, y va a ser un problema. Porque seguro que al final ocultaré mis verdaderas intenciones.
  Fui a hablar con mamá. Estaba acostada. Me dio pena, pero ¿qué voy a conseguir?. El único ánimo fue cuando le pregunté si tenía allí mi reloj, el que usaba yo. No tengo remedio, ¿verdad?. Bueno, no voy a destrozar de golpe todos mis ideales. Hay veces en que me gustaría saber que todo me conduce hacia lo malo, para que siempre sepa luchar. Bueno, nada, te pensaba dejar para leer el Follas Novas, pero no sé. La importancia de mañana, creo que reside en que va a ser un puente tranquilo. Yo estoy en La Pintora, esperando. Cierto que hubo sus más y sus menos, pero me animaba más, pensaba en todo esto. Llevo mil pesetas y el reloj. Sus más y sus menos, digo, con la biodramina. Mentiroso y cosas así. Pero fue sólo un momento, porque luego ya estaba hablando conmigo.
  Estoy escribiendo sobre un coche. Marchó Julio. No viene el del coche. Me quedo a esperarlo. Si no, viene Julio. Acaba de pasar el señor de la bicicleta. No sé si es que está mudo. Me hizo reír, me animó un poco. Una palmadita en el hombro, me señalaba un coche y encogió los hombros. Iba contento. Llevaba una bolsa de comida de La Pintora. Empiezan a trabajar pronto, ya lo estaban cuando llegué. Al rato, unos minutos después llegó Julio. No quería escribirte por si viene, pero el caso es que no sé esperarte sin escribir. Julio fue andando. Me preguntó la hora, eso me animó. Vamos a ser todos los minusválidos de Galicia. Habrá más.
  Allí no creo que pueda llegar a escribirte. No llevo poemas ni chistes. No van a hacer falta. Me sé la del incendio; Libre, como las aves y Dios era poeta. No sé si alguno más y chistes, pero no van a hacer falta. Todos somos extraños. No quieres reconocer que estás llorando. Si, este autobús tiene micrófono. Podía haber traído. Hice mal. Al menos, una cinta. Hicimos mal. Yo tampoco lo pensaba. Bueno, no importa, el ambiente tampoco es de familia. Tendrías que esperar.
  No importa, me tienes a mí. Se puede fijar en ti alguna chica. Espero que entiendas cuanto escribo. Se escribe muy mal. Ahora cambié porque estoy sentado. Me senté. ¡Qué música más aburrida!. Bueno, no pienses en eso. ¡Bah!, déjalo. Parece que les gusta la tele. No te pongas así. Empieza a conocer. Todo va a cambiar. Hay que animarse de alguna forma. Ya viste, te apuntaron a un centro de la misma asociación a hacer conchas. Vamos a terminar pronto tus hojas, si seguimos así. Ya ves que yo no te falto. Ya pusieron una película. Si, creo que es mejor. Conmigo se aburrirían. Apenas me conocen y apenas les conozco. Cada vez me entusiasma más la idea de escribir toda la vida. Pero no siendo un solterón. Bueno, da igual, vamos a ver la película.
   A la llegada conocí a Ita, una chica. Me gustó hablar con ella. Le dejaban atrás y fui a su lado. Procuré no pasarme. Me cayó bien. ¿Viste?, ya empecé a animarme. Creo que no me acordaba del nombre de la tercera. Teresa, Teresa y Begoña. Al principio del viaje, me anotó una chica a un centro de AMFIP. Creo que ellas también van. El caso es que me caen muy bien. No quisiera por nada del mundo que al final les resultase pesado. Siempre que hablo, en el grupo de las tres, sonríen. Es un ánimo que no quisiera que se fuese. No pienso dejar de escribir.
  El bus se mueve. Creo que la que si me agrada, me parece que le agrado yo más, es Bea. Me senté a su lado para comer. Ya la estamos fastidiando. Y si me empiezo a poner triste, ya no voy a saber qué hacer. Estamos todos aquí, en el comedor, y ella a mi lado. No hablamos, me gustaría estar hablando con ella todo el rato, pero no sé qué le parecería. Dejé tres, tres manchas de boli en toda la mesa. Y me miró. Eso ya me preocupa. Parece indiferente, pero me gustaría que conociese el vínculo que me acaba de unir a ella. ¿Qué podría decirte?. ¿Qué la comida?. No, ya lo sabes.


miércoles, 24 de abril de 2013

Súbete a la loma de la oscuridad







  Súbete a la loma de la oscuridad
ahora que mis palabras saben a cielo
porque mañana estarán mis nubes
de sol lloviendo muerte.
Mi torre abandonada,
mi torre aislada,
mi torre extraña
quiere remover las preguntas de las cosas
sobre su cumbre de rocas
y las gaviotas que pasan.
Otro amanecer,
otro día más,
mi postura de poeta me engaña:
me abruma con  su penumbra
para soñar las estrellas,
cabalga sobre las olas
para afrontar el mañana.


Te he llamado Dios tantas veces






Te he llamado Dios tantas veces
que sin darme cuenta me he quedado contigo.
                                            Y has sido mi Dios en el verso
y Tú has sido en mi mente el abrigo.

Te he llamado Dios… y al momento
le he pedido a mi SER que me hablara.
Y su voz ha sido luz en el viento
y una luz penetró hasta mi alma.

Y mi Dios y mi SER se habían hecho humanos
y una esencia de oro me lo ha hecho sentir

y en silencio a mi ser tú has confirmado
y yo he confirmado a tu Dios dentro de mí.

-2013-


martes, 23 de abril de 2013

Un rato después subió y me dijo ¿Viste?


 Pero no le atendí. No terminé en ese momento sino un rato después. Vine y puse la mesa. Normal. Ahora habla por teléfono. Cuando colgó corté yo. Pero bueno, eso es lo de menos.
  Ahora, cuando marche Quico, me gustaría llamar a Pily para leérselo, a ver si le gusta, pero no sé qué hacer. Le llamé, pero sin darme cuenta que Quico estaba en el baño, y no corté, creo que la armé buena. Una noche escribí esto, creo que no te lo conté. Quería hacer un poema distinto. “Si me equivoco, no quisiera que guardases un mal recuerdo de mí. Momentos para reír, momentos para llorar y momentos intermedios para esperar”. Me hace pensar, no sé por qué me da por pensar que ya te lo he dicho. Pensé continuarlo.
   No sé qué hacer, porque no quiero volver a empezar como antes. Creo que la culpa de todo es no poder tener música. Fui por la mañana a casa de Olga darle un sobre y, de paso, a pedirle unas flores. Y me da pena, porque no le veo cara de hipócrita; al contrario, cada vez que me miraba, sonreía. Me da pena no tener más roce con ella. No sé si Pily va a querer bailar toda la tarde. Bueno, mañana, a pasarlo bien en Santiago y, luego, ya veremos. Voy a bajar el cuaderno de pasatiempos. No, voy al cesto. Total, ya lo tengo en agua desde la comida. No puedo. Entró Quico y cerró la puerta. Dice que no hay una madera en mi cama. Estaba bajo el chaquetón.
  Bueno, empecé el cesto, y lo deshice. Iba a escribir, pero no lo hice. A llamar, bueno, voy… no, no voy. Voy a separar manzanas, y comeré. Ya terminé. Voy a vaciarlas y al baño. Ahí estaré contigo. Bueno, iré a la tienda de Chicha a comprar pienso. El cesto lo dejaré para un día en que estén ellos. Nada, ni el libro de puzzles me atrae. Subiré a escribir después del pienso.
  Ya está oscureciendo. No voy a escribir. Ni llamar a Pily. No tengo ganas de regar y eso ya es extraño. Noté a Julio enfadado. Esta mañana le dije a la madre que le esperaría. Pero tardaba y tuve miedo por las flores. Quien sí me animó un poco fue Manolo, el hijo de Chicha. Siempre suele sacarme el tema de Jesús, que es comunista, que se enojaría en el Vaticano, todo eso. Y yo me callo. Debería contestarle: déjame de rollos. Pero seguro que insistiría para convencerme.
 Ya nadie puede hacerlo. Y de política, que diga lo que quiera. Le gusta meterse, pues que se meta. Sólo me interesa el pulso. Jo, cómo añoro la música. No tengo ganas de regar. Ni sé qué hago. Sólo escribo. Voy a poner la tele. Ni allí hay algo. Voy a regar. Apenas puedo escribir. Bueno, regué las flores de aquí enfrente. Las de abajo, otro día. Me caen más simpáticas éstas. Hubo una que floreció el mismo día que la regué. O la mañana. No sé si no dolerá, bueno, el agua que riega y, encima, el que sale por la tubería. Es por mi padre.
  Mañana, no llevaré la libreta. No me dará tiempo. Es mejor conocerse. Me pregunto si no irán chicas. Y el ambiente. Bueno, no importa. Llevaré por si un poema. A ver si puedo terminar la hoja. Si, al final, todo lo pasaré a máquina, no sé qué tendrá que ver una hoja. Bueno, la alegría. Se hace de noche. Voy a coger verdura para los conejos, de afuera. Me dijo: “No, tú vienes de lo de Chicha”. Ella me mira. No sé qué pensará.
  Me da igual. Me gustaría decirle a Manolo que todo el mundo sería socialista si fuera un partido un poco religioso, como a todos los demás. Y a eso no me tiene que responder nada porque he leído mucho de lo que llega a mis manos de periódicos y de televisión también.
  Ya sabía yo que tenía que decirme algo por escribir. “Pero no tuviste tiempo para quitar el mantel”. ¿Y qué?. No me di cuenta, no. Pero también lo van a usar por la noche. Descubro una segunda intención. Voy a llevar la hoja para arriba. El caso es que siento una ilusión por llevarse bien conmigo, pero al final siempre se corta y yo no sé cómo prolongar esa tranquilidad. Siento que muchos me dirán: Fue culpa tuya. Incluso después de leer esto. Como Isabel que me dijo que era un comodón, y creo que es verdad. Pero todo se me hace un lío. Al final sé que no podré volver atrás, pero es que ahora tampoco sé ir para delante. Por eso vuelo. Mis pasos ya no saben dónde pisar.


jueves, 18 de abril de 2013

Ayer me pesó el no poder grabar, pero estaba Quico.


 Hoy no está, puedo grabar hasta las dos y ayer pude conseguir dos cintas. Fui por la noche, Mariora me mandó a la tienda y yo, en una escapadita, se las cogí a José. Aquello de perder el tiempo es mejor olvidarlo. Me parece que también el tener flores le fastidia un poco porque gasta mucha agua. También tuve el roce con Mariora, me vio comiendo una nuez. Incluso después, cuando estaba recogiendo y entré en la cocina, me preguntó y le dije que estaba cogiendo nueces. Entendía comiendo y me gritó. Yo le dije eso de que podía decirme mejor que a ella también le gustaban, en vez de echarme una bronca por haber comido una. Era más fácil que le dijera eso, pero se lo dije gritando. Ya está caliente. Estaba esperando. Ya sé, en el informativo de las diez voy a bajar a buscar la leche, la hiervo y me da tiempo para a las doce y media bajar a buscar las cartas.
  Me preocupaba si estuviese Malena, pues me parece que le oí cuando iba a marchar mi padre, pero fuí a su habitación y vi que no estaba. En cambio, esta cinta la empecé con “Vive”, tenía ganas de cogerla. Grabé la del gato en el tejado y, después, la del Camionero. ¿Por qué lo hice?, a Quico no le gusta. Cuando fuimos a Fátima, Quico llevó una cinta en que la había grabado y borrado, pero tenía un poco. Cuando sonó, Nieves o alguien me preguntó si la tenía. Tal vez eso me impulsó a grabarla. Después dudé, la quise borrar. No, la dejo. Ya está. Pero cuando lo dije, ya estaba grabando otra. Y cuando me decidí a dejarla, la oí. La canción me gustaba. Es extraño, porque cuando empezó, me gustó y quise olvidar la del camionero. Pero al querer dejar ésta, la oí un poco (la otra). Y me enfadé, porque me gustaba. Así que la borré. Ahora cogí una y otra medio empezad. Olí un poco, olía a quemado. Me alarmé y fui a ver a la leche. No quedaba casi. Estaba quemada. Me alarmé más aún, pero decidí ir a Rosa. Me dio tres cuartos más. También ella pareció entender aquella situación.
  La estoy hirviendo, la junté con la otra. Sólo tengo ganas de oír música. Menos mal que mi madre vendrá de buenas. No sé si se enterarán, pero me parece que me dio menos, porque me suele dar dos litros y se van a enterar. Limpié la olla, de lo quemado, y la guardé. Junté la leche con la de ayer, como me dijo Rosa. Ya ves qué pasa. Estoy grabando. Cogí una que le gustaría, pero la borré. Me quedaré junto a él. Acabo de perder una canción chulísima. Es otra cadena. ¡Bah!, es la portuguesa. Ahora cogí los cuarenta, a ver.
    Otra vez llegó él y me pilló grabando, yo lo quise así. Me dijo que ya podía haber limpiado la loza, le dije que no me di cuenta. Grabé una para mí y luego grabó él la de Italia. Cuando terminamos de comer, yo comí dos nueces y él me dijo: “Ya te dijo Mariora, que no comieses. Son las que más le gustan a mamá, ésas pequeñas. Y me quedé conforme. Le dije que nueces había dos bolsas grandes en la caseta, entonces fue cuando me dijo que le gustaban a ella. Antes de que llegase Mariora, pensaba decirle que había cogido nueces, y decirle que si me hubiera dicho que le gustaban a mamá o a ella, bastaba para que yo no las tocase. Pero llegó preocupada y entonces me dio pena. No se lo dije.


jueves, 4 de abril de 2013

Bajando la espesura llega



Bajando la espesura llega
mientras el riachuelo canta,
lágrimas de amor, sólo lágrimas,
antes del ser que fueron presas
ingrata sombra de sauce derramada.

  Antes que la purpúrea flor enajenada,
mucho antes amor fueron,
otro amor y en otro instante,
rosas del alma que murieron.

  Tanto sufrir y amar en vida,
¿en qué quedó tanto sufrir?,
quedóen el alma de un sentir
ultrajado por el mundo,
ingrato mundo que fue antes
el ser de una queda voz.

  Ignoro aquel noble proceder,
otoño que al nacer sus hijas fueron
y ahora son de padecer
errantes sombras,
sombras de moribundo eco.


martes, 2 de abril de 2013

Me pregunto por qué estoy enfrentado con el silencio


                                   

                          Me pregunto                                
por qué estoy enfrentado con el silencio, 

si el silencio se me escapa,
agazapado por entre los rituales del camino
que en un tiempo me sirvieron de lecho
y de valor
y hoy son el óxido cauce
de un río manso.

  Me pregunto por qué estoy enfrentado a él
rompiendo la estela de un alguien que un día
sembró margaritas en mi ventana
preguntando por mí.

  Y me deja a oscuras y luego apaga la luz
derramando por mis ojos
esa imagen fugaz del último rayo del día
que baja hasta mi lecho
con perfumes de hiel.

  Me pregunto por qué sigo embriagado
de un silencio que me vulnera cuando nadie me ataca,
que me clava sus dardos
y se aleja da mí.

  Porque cien veces he escapado de él y cien más
he retrocedido por completo buscando la luz
que me indicaba el nuevo día.

  Y el silencio…
que me rompa, si, ese silencio
que no se pueda sentir.
El último silencio,
el más efímero,
el más cruel:
hoy me pregunto si me enfrento a él.

                              -2008-


Creo en ti, amigo



Creo en ti amigo:
Si tu sonrisa es como un rayo de luz
                 que alegra mi existencia.


Creo en ti amigo:
                                    Si tus ojos brillan de alegría al encontrarnos.


Creo en ti amigo:
                                                    Si compartes mis lágrimas y
sabes llorar con los que lloran.


Creo en ti amigo:
                                              Si tu mano está abierta para dar y
tu voluntad es generosa para ayudar.


Creo en ti amigo:
                                                    Si tus palabras son sinceras y
expresan lo que siente tu corazón.


Creo en ti amigo:
                                                           Si sabes comprender
bondadosamente mis debilidades y
me defiendes cuando me calumnian.


Creo en ti amigo:
                                  Si tienes valor para corregirme amablemente.


Creo en ti amigo:
                                                           Si sabes orar por mí,
y brindarme buen ejemplo.


Creo en ti amigo:
                                        Si tu amistad me lleva a amar más a Dios
y a tratar mejor a los demás.


Creo en ti amigo:
                                           Si no te avergüenzas de ser mi amigo
en las horas tristes y amargas.